sábado, 13 de junio de 2015

Los impuestos placenteros


Supongo que la publicidad tuvo su inicio con la competencia comercial, cuando un buen letrero podía hacer que uno comprase sus zapatos al zapatero A y no al B, o fuese a beber en la taberna B antes que en la A. Mucho más adelante, la publicidad empezó a servir para que se comprasen cosas que sin la ayuda de la publicidad nadie compraría, o compraría mucho menos. Ya hace bastantes años que nadie pretende vender nada sin la ayuda de una cierta cantidad de publicidad, lo que quiere decir que, en media, hay un coste publicitario incluido en el precio de todo lo que se compra. Un coste mayor o menor pero nunca ausente, porque aun si un producto no gastase un céntimo en publicidad su precio sería definido por la media de la mayoría que sí lo gasta.
Ese coste debe ser muy alto, porque es fácil ver que da para mucho. Buena parte de los sueldos estratosféricos de quien gana sueldos estratosféricos (deportistas, por ejemplo, pero la lista es larga) viene de los contratos publicitarios; todo lo que se ofrece en este mundo como servicio o bien gratuito o semi-gratuito (un blogspot como este, las redes sociales o el google, las televisiones, la prensa gratuita, impresa u online, y un largo etc) se paga con la publicidad, y buena parte de lo que se paga para disfrutar o poseer también incluye, junto a su precio explícito, una publicidad, desde el transporte público con publicidad privada a los mismos periódicos que se compran en el kiosco, con sus páginas de anuncios. No deja de ser sorprendente que, mientras abundan los servicios por los que no se paga nada a cambio de la publicidad, son raros aquellos en que, a cambio de pagar algo más, la publicidad se excluya. Cuando contraté por primera vez un servicio de televisión de pago me sorprendió notar que en ella no faltaba publicidad; a veces, para ser sincero, sobraba, y mucho. Es decir, aparentemente se gana más con la publicidad que cobrando al cliente un poco más por un servicio sin publicidad.


La razón debe ser fácil de ver: con el precio se cobra a un cliente, con la publicidad se cobra, virtualmente, a todos, clientes o no. La publicidad ha accedido al mismo principio que funda los impuestos: cobrando un poco (o no tan poco) de todos se consigue mucho. Y al igual que los impuestos se hacen tolerables porque tenemos que mantener gastos públicos, el precio de la publicidad se legitima porque es razonable y conveniente que todos consumamos mucho más de lo que consumiríamos sin publicidad.
O sea, con la publicidad el capitalismo ha logrado una hazaña socializadora que ningún socialismo va a conseguir nunca: que todos paguemos un elevado impuesto privado sin chistar; o más bien, murmurando de placer.
Para ser justos, la publicidad extrae dinero público, tan público como el de los impuestos, porque, hechas las cuentas en común, se paga si se quiere como si no. Ya puedo detestar al famoso X, que si él cobra algunos millones por anunciar un coche, un dentífrico o un yogur, pagaré una parte de esos millones cada vez que compre el coche, el dentífrico o el yogur que anuncie, o pagaré el equivalente comprando cualquier otro -al mismo tiempo que pago, por ejemplo, el IVA, pero en ese caso sin saber cuánto estoy pagando. Aunque nunca haya visto la publicidad, aunque deteste la publicidad, aunque evite la publicidad o aunque compre contra la publicidad.
O sea, es dinero público. Es dinero público, pero no político, por así decir. Porque a diferencia de lo que ocurre -o se espera que ocurra- con los impuestos, no hay modo de saber cuánto pago al año por publicidad, ni a quién va ese dinero, ni cómo se administra. No puedo exigir un control de lo que se paga por publicidad, no puedo hacer objeción fiscal en la publicidad, no puedo influir de ningún modo en el destino de lo que pago por la publicidad. No puedo quejarme de que X vuele en primera clase y se hospede en hoteles de lujo con el dinero que pagué por la publicidad. En fin, es dinero público con un control absolutamente privado, del que nadie se queja.
Ah, sí, me olvidaba: sí puedo. Puedo dejar de comprar. Hay que reconocer que es todo un derecho.
Debe ser mucho dinero: la frase “contratos millonarios de publicidad” es una frase hecha en todas las lenguas, y todo indica que va creciendo, se va diversificando, personalizando y complicando. Las redes sociales cobran no sólo por la publicidad sino por la información que permite a la publicidad hacer mejor puntería sobre cada uno de nosotros en la publicidad. Como la eficacia de la publicidad crece en las grandes escalas, ella ayuda a que todos consumamos lo mismo, a que así el precio de producción baje y a que una parte creciente del precio final sea destinado a publicidad. Puede usted tiras la publicidad a la basura, que la seguirá pagando igual; por cierto, pagará también por la basura que usted mismo no se ha empeñado en producir, aunque nunca le dirán cuánto. De hecho, ese mundo de producción y consumo en masa en el que la publicidad es tan necesaria tiene altos costos colaterales que tampoco se especifican en la etiqueta, porque se pagan en otro momento. Aunque en conjunto sean inaceptables, qué más da: los habrá pagado usted a gusto.

lunes, 8 de junio de 2015

Más innovación tecnológica


Los periodistas especializados en innovación tecnológica son de una raza especial. Copio casi literalmente:

- ¿Cuál es la novedad tecnológica de la semana, Claudio?
- Cristina, la novedad tecnológica de la semana es que Microsoft ha incorporado al Skype su traductor de voz simultáneo en cuatro lenguas: mandarín, inglés, español e italiano. Eso quiere decir que, por ejemplo, podremos hablar gratis por Skype con un amigo de Shanghai que sólo hable mandarín. Tu hablas en español y él oye a un robot, con la voz que tu escoges, hablando en mandarín; y viceversa. ¿Te imaginas?

(Me imagino, si, me imagino. Es un deseo pendiente desde la confusión babélica: hablar con un amigo de Shanghai sin que ninguno sepa la lengua del otro. Qué más se puede pedir que tener amigos con los que no se tenga ni una lengua en común pero sí un dispositivo de comunicación on line gratuito. Copio y pego de un texto enviado por un ciudadano chino a un foro de discusión sobre el aniversario de Tian an Men, obviamente traducido por un traductor automático, que puede darnos una idea de lo que será esa conversación:
“En su temeraria , cada oportunidad , el gobierno " no a través de los buenos tiempos económicos es" el fin de mostrar la influencia de sus propuestas políticas y España para corregir el mal, de oro, para ser exactos, " es un estado , y la persecución de los pies de capitalización su enorme gasto. Los dos directores en Madrid , dijo que China está en silencio , por lo que el PP , acusó disposición conveniente . Mariano planea en secreto, Obama y sus secuaces. La cifra más alta a cargo de la educación, la Mesa, Madrid, Salvador Victoria Lucía Figar y después de Tiananmen Square Group, acusado de trabajar por la justicia social cartaginesa renunció dos días de los tribunales nacionales. ")



Pero espera: las noticias de innovación tecnológica no han acabado:

- Vamos a ver, Claudio, las aplicaciones de ese traductor podrán ser enormes...

- ¡Desde luego! Imagínate, por ejemplo, que de ese modo los call center podrán funcionar veinticuatro horas al día, atendiendo tus llamadas desde cualquier punto del planeta, y respondiendo en tu lengua. ¿Te imaginas?


(Me imagino:
-Esto es la servicio de atención a lo cliente de Bodriofone. Detectamos que llamada la su procede de Spain, si lengua hablar desee otra en marque 1...
- ¿?¿?¿?¿?
- Oferta en de Multimedia planos New Generation informe si desee en marque 2, Ficha cliente formulario en marque 3, Plan de Puntos actualizar para marque 4, Free Roaming dos la embute marque 5...
- ¿?¿?¿?¿?)

El programa sobre innovación tecnológica continua, poniendo sobre la mesa preocupaciones políticas:

- Pero y eso no supondrá algún problema laboral?
- Cristina, cuando se inventó la luz eléctrica hace más de un siglo algunos sindicatos decían que era un medio que los patrones tenían para hacerlos seguir trabajando toda la noche. ¿Te imaginas? Claro que eso no ocurrió, ¡lo que ocurrió fue que las fábricas pudieron empezar a trabajar en tres turnos! ¡Tres veces más puestos de trabajo! ¿Te imaginas?


Los periodistas especializados en tecnología -o bien: una buena parte de ellos- deben constituir la primera generación de estafadores profesionales que no necesita usar la imaginación, ni siquiera la inteligencia, para engañar a ciudadanos que las usan aún menos, porque no da tiempo. Hay novedad tecnológica todas las semanas o todos los días: unas caen en el vacío, otras se vuelven imprescindibles en cosa de semanas, pero para cuando caigan en el olvido no habrá dado tiempo aún a pensar si realmente tenía algún interés. Qué más da: para entonces, sin importar lo sorprendente, trascendental o ridícula que sea, el dueño de la innovación tecnológica (todas tienen dueños, casi siempre son los mismos) ya la habrá convertido en medio de ganar aún más; y aunque hayamos desistido de nuestro amigo de Shanghai, siempre podremos conversar con un subproletario de un call center en Indonesia.